Martes - alguna hora - algún lugar
- ¿Y cómo puedo saber que estaba haciendo aquel martes a las quince horas?
Imposible.
Un cielo gris y melancólico acompañaba mi borrachera de noches sin dormir, de días sin ver el sol, la lluvia nublaba todo: humedad, agua, humedad, frío, agua.
No podía determinar con exactitud porqué quería saber los hechos de aquel martes, me sangraban los pies de caminar de su casa a la mía sólo para ver si la luz de su cuarto brillaba entre persianas, siempre bajas, cómo saber si ella sabía de mi existencia que sólo era tal por ella, no sin mí sino contigo, yo todo lo que tengo... que es nada, quise dárselo, era así de simple, quería irme para habitar otra realidad de compañías diferentes, con experiencias vividas y no tanto miedo, no tanto alcohol, menos penas y lastimaduras, más soles, menos nubes, más clavados al mar y vistas de paisajes con verdes increíbles, escalones que suban montañas, aguas que recorran caminos, nacimientos, menos muertes de almas vivientes, obsesiones nulas por males menores... solo te pido que me escribas... optar por no contaminarse de falsos males, incontenibles, compulsivos, obligatoriedades falsas, responsabilidades fáciles, agradables, menos cuerpos pesados, mas liviandad de espíritus, menos “todo ok” y ¡¡¡Basta de esta catarsis!!! Fría, kitch, asquerosa, penosa; quiero logros, victorias con historias dentro del camino, límites aceptables, odios poco contenidos.
¡BASTA; dije Basta! Será que ella me mira por las líneas de luz que deja su ventana y, si es así, ¿Qué pasa, qué haría? La esperaría de brazos abiertos, con el corazón en la mano, los ojos brillosos, la pasión brotando por los poros de mi piel, o me escondería en el ligustro para no atajar su pesado sentimiento amoroso de pocas palabras ¿Y cómo puedo saber yo?No tengo porque saberlo.
Y vos pareces tan quieta...
El martes… 15 horas… mmmm… no sé… realmente no sé.