El día de HOy (colaboración)

Quiero ver tus sentidos pasando por mi calle.
Quiero tu cuerpo pasando por mi cama.
Quiero mis palabras en tus oidos.
Quiero tu rostro en mi cielo para quedarme,
quedarme placidamente hipnotizado en tus estrellas
¡Y todavía más!
Quiero tu inarmónica, excesiva humanidad, viviendo mis rincones,
pasando por mi cama, mis sueños y espiando por mis ventanas,
descubriendo nuevos paisajes, sintiendo nuevos perfumes.
Queriendo nuevos encuentros.
Y sé perfectamente que para tí, esta mente y estos sentidos
serán material de investigación
entonces...
Quiero ser tu experimento,
tu monografía,
tu ensayo.
Y no sé, ni lo sabré, pero...no puedo evitar
querer tus sentidos pasando por mi calle.
Querer tus palabras en mis oidos...

Y QUE NI LA MUERTE SE FUME ESTA POSIBLE FELICIDAD

Un Miercoles

La risa fue entreverándose en las palabras, muchas letras mezcladas, historias de caminos vividos, pies descalzos, almas desnudas.
Vos: calor.
Yo: frío. De esos intensos que dejan el corazón violeta.
Vos: unos ojos brillosos que no paran de mirarme ni de degustar cada gesto como si fuera único.
Yo: boca seca, nervios, mas fría, con tonos colorados, movimientos torpes descolocados.

La avenida, que podría haber sido cualquiera de las más conocidas de tu ciudad, barrio o país, descansaba de las pisadas apuradas e histéricas de sus perfumadas señoritas, de sus hombres tristemente llenos de obligaciones y de aquellos especímenes adolescentes; el ruido de los automóviles no lograba distraer mi mirada de esos ojos tan miedosamente dulces.

Me han dicho que ciertas personas, después de consumir una cantidad razonablemente inquietante de Menthol Plus paquete negro, entran en estados hipnóticos.
Si usted anda caminando por aquellas avenidas tan populares…Le recomiendo se concentre en dominar la tentación, pues estoy hablando, ni más ni menos, de los besos encontrados y peligrosamente dulces, que, les comento a modo informativo, lo invaden de una manera brutalmente deliciosa y se escapan de nuestros labios y nunca de nuestro recuerdo, nos abrazan de manera fuerte y larga en tiempo real y fantastico, con dos brazos contenedores, nos cantan la canción que más nos gusta al oído.
Y si querer uno ya está mas adentro que afuera del sueño, y justo en ese momento vienen los colectivos esperados y terminan con todo de una sola vez.
Nos acarician el rostro, se enrosca en nuestro cabello, con algunas hermosas promesas.

Y uno viajó, apenas, sin moverse. Con sacudones dignos de tempestades.
Y estaba ahí, sin nada que perder.
Y podías no haber estado, podía no haber estabo.
Para no mentir, no sé quien estuvo en realidad.
Mejor dicho: no sé quien habrá estado.

Crema con pastel

El último bocado de pastel con crema junto a los restos del cerdo dormian en la mesa de cinco metros del salón comedor del viejo castillo de las montañas europeas de una Alemania fría y sanguinaria como las cruzadas.
Fritz, rubio, de piel rosada y de ojos azules eructaba furiosamente del lado derecho del salón, acariciando las cortinas aterciopeladas de las pequeñas ventanas oscuras de aquella noche (que recién empezaría para los huéspedes del banquete de aquel día).
Frida intentaba servirse un poco mas de aquel delicioso postre azucarado, buscaba desesperadamente algo que no encontraría.
Varios de los invitados vomitaban en el cuarto contiguo.
Fritz no pudo dejar de observar con embelesamiento la figura de la joven, lo paralizaba, era voluptuosa apetecible, Fritz que nunca se conformaba con comida alguna, busco desesperadamente la mirada de la muchacha, sus ojos azules se cruzaron, Frida se sonrojo... acercó sus pechos a Fritz...
Los huéspedes volvieron del salón vomitorio, en la mesa yacía Frida descarnada a mordiscones, sin ropa, el olor a carne fresca llenaba de pánico la habitación.

SAN MARTIN

El tren pasó velozmente, sin escuchar los gritos de la persona que quedó debajo.Nada, la nada, sólo su olor. Se sentía la muerte que sin duda alguna había sido buscada. En los alrededores gentíos y murmullos de catástrofe, sólo unos segundos y un auricular de un walkman en la oreja. ¡Pena! Era una buena chica. Apenas se enteraron, sus padres negaron con énfasis el reconocimiento de un cadáver: imposible saber con exactitud si era una persona fallecida o una masa de tripas. Sin embargo su madre sabía que era ella, por esa marca desfigurada en el más íntimo de sus recovecos, se acordaba con los cabellos de la nuca electrizados de las largas charlas y llantos desesperados, gritos agudos de ayuda y también de alegrías que no cabian en un pecho.
Su padre bajó la cabeza y dijo:
-Nuestra hija ya aparecerá, se habrá ido por ahí a despejarse por unos días, no es ese montón de carne putrefacta y muerta, parecido a un collage de esos artistas bajo el efecto de algún que otro estimulante.



Perdió todo lo que nunca tuvo o lo que nunca sintió poseer, desde los alrededores observaba con miedo la continuidad de la vida de los seres que la rodeaban, temía hasta por los que no la quisieron bien, sobre todo eso, gran equivocación para una vida tan corta; lo último que había escuchado dirigido a ella fue en otro idioma, su segundo idioma:
-No, equivocado!.
Y un teléfono colgado con su música de ocupado; su carne pútrida de dolores incurables aquí y en el mas allá fue cremada y esparcida, tal como ella lo deseó, en aquel lugar donde trabajaba la persona que la dejó colgada en su nuevo teléfono, este personaje con sus ausencias se enteró de lo sucedido y fue a buscarla muerto de pena y angustia al mar, donde se encontraron y finalmente concretaron lo que en esta vida les fue casi imposible.

Corrector Literario: Gons (Existir Todavía)

Anormalmente, como siempre

Y si algún día la ves, decile que me puede encontrar en el lugar de siempre, esperándola vivo, con la falsa expectativa de que volverá, pero, repito, solo decile que estoy aquí como siempre, intentando separar lo inseparable, tolerar lo imposible, tragándome los nudos en la garganta, mirando aquel pequeño arbolito, que ella deliraba ser, por estar tan solo en aquella punta de la playa, cómo podía sentirse tan sola si yo la abrazaba apretando mis manos a su pecho, recibiendo una espalda llena de agujeros, que intenté llenar hasta con lo que no tenía.Y si te pregunta si estoy solo, decile la verdad, la de siempre, estoy acompañado, pero mas solo que nunca, y necesito sus ojos en el reflejo de mis pupilas, su imagen, su calor, su presencia, a veces tan sólo eso; con los años pido menos y ella necesita más ¿Es un juego? ¿Nos cansaremos?, ocurrirá alguna vez y debo estar preparado; te repito, en el mismo lugar esperándola, todos los días, mirando los mismos cielos, esperando respuestas, señales, pero nada puede calmar mi dolor, ¿será también su dolor?
Con los años las cosas se confunden, saben ácidas, a angustias y vómitos, a vientos que levantan la arena, y soles... que no te acercan, a soledades en compañía, a arrepentimientos por la poca lucha, a miedos que se sienten ajenos, pero que son bien nuestros, respetos que terminaron por sacudirle el alma sin querer. ¡Por favor, te ruego si no quiere venir, la traigas con vos! Necesito ver sus ojos brillar, el único brillo que pudo motivarme a ser quien soy y tener lo que tengo, a transformarla, (sintiéndome un monstruo en la distancia), junto a mí, en un ser que: espera y desespera, que no puede tolerar los vacíos, las despedidas, las verdades del amor, en un ser que extraña el sexo desenfrenado sin importar ni donde ni cuando. Si la ves decile que nunca voy a dejar de amarla, con mi realidad, que la voy a amar porque me dio lo que nunca tuve, porque me dejó tatuarle marcas en su alma, en su cuerpo, y me marcó tanto que mi ser no es tal sin su eterno pensamiento en mí, lo sé, ni me lo digas, no es justo, así como no paro de pensar en ella día a día, a miles de kilómetros pero siempre juntos como siempre le dije, en un lazo de amor-dolor-placer, de porvenir lejano, pero espero que seguro, con toda la inseguridad.


Agradecimientos: Dos gentiles Sres. Correctores Literarios

Negocio

Sé como es este laburo. No tenés que dejar de mirarlos a los ojos, apretar sus dedos lentamente hasta que sangren, luego colocar esa sangre en pequeños tubos de vidrio; no te tienen que apabullar los gritos infernales de dolor, en caso de no tener fuerza en los dedos se pueden utilizar objetos cortantes, tijeras, bisturí, cuchillos a gusto del empleado de turno, no debe faltar la bata blanca que poco a poco irá tiñéndose de rojo crudo como tu dolor, es verdad que duele no volver, prefiero que me desangren, es un trabajo diferente, depende quien lo haga, yo prefiero poner música fuerte muy fuerte y hacerlo frente a una vidriera para que los demás, ñata contra el vidrio, sepan lo que les pasará; el hecho es no quedarse quieto: sentir, reír, reír, amar, si no acabarás en mis manos o en la de mis colegas.Puse un cartel en la vidriera del local: "Si quieres sufrir... no lo pienses mas, por unos pesos tu solución".
Y así fuimos haciendo esto, que es nuestro negocio, uno más.
Luego vendemos sangre a hospitales, y por las noches a vampiros amigos.



















Corrector literario: SYQNUS (Gons)

Robo bobo

ROBO BOBO BOBO BOBO



Me oprimieron, así de pronto, como solía hacerlo yo, revolver en la cabeza y a entregar...hasta lo que no tenia, qué se pueden sembrar en la sequía, pregunté, nada, ¡quiero tus ojos, ambos dos!; despacio, sin movimientos bruscos que me asusten ¡dale, entrégalos!, de qué manera, pensé, con qué me los saco, las llaves de mi casa eran una posibilidad, pero ni bien atiné a sacarlas, me dijeron, ¡los queremos sanitos, redondos con todos los nervios intactos y el globo ocular lindo como lo tenes ahora! ¡olvidate!; mis dedos de uñas cortas, tampoco servían, luego pense en toser hasta que los ojos me saltaran del rostro, pero nada... ¡apurate! ¡Será de Dios!! me apretaban, sonaba extraño pero pense en un golpe en la nuca, les pedí que sin delicadeza dieran un culatazo en la misma, dolió, desmayo mediante y intranquilidad después pensé... por qué no me vuelan los sesos con el arma en mi mentón, mis nervios se aflojarían para siempre y podrían quitármelos sin problema ...dije intentando resolver la situación, pero no quisieron, mucho trabajo, mucha mancha roja dijeron, hacelo vos, vivo, me imploraron, rápido, ¡necesitamos ya otro mirar, ya pasaron 16 años de ver las cosas de la misma manera, estamos desesperados no vez!, ¡Hace algo! ¡Mierda! Dijeron casi rogando, no es mi culpa intenté lo posible además sépanlo, alegué, no hay forma, tuve que decir sin remedio, acostúmbrense a que derrepente los mirares no pueden dejarse de ver de distinta manera, me dieron un sacudón, unos golpes en el estomago y me dejaron babeando en el piso de la calle en donde fui detenido.
No les servia.

Vino

Violeta, movedizo y perfumado, el vino que lo esperaba en aquella noche, azul oscuro, con contrastes de estrellas brillantes y lejanas.
Sin ti hubiese sido como la simpleza de esa sagrada bebida, como el color, cambiante, la noche y el vino se parecen, así como el cantor a su melodía, sí, estoy segura que se conocen como las personas a las que uno mas quiere y extraña, quizá por eso siento aquel perfume dulzón que me marea y me hace sentir cosas, primero hay que saber sufrir después amar después partir, después que importa ya el después, tanto pasado, pesado, inútil, el hoy que me marea como el tinto, blanco y otros elixires de los dioses, en fin…¿qué vas a hacer?
No puedo mas parar con esos favores que te hago siempre, vender el alma, rifar el corazón, tirar la poca presencia que me queda, hay que borrarlo si no es mas madurable que tu amor, que se acabó. Si queres volver tal vez pueda amarte o intente hacerlo, pero no va a ser una dulce y romántica apertura de cabeza, ni nada, solo te utilizaré, tal cual vos supiste cortar mi alma en pequeñas gotas, que aún derramadas intento recuperar, aunque no quiera la sangre, o que se yo, me hace intentar una y otra vez pensar en volver, la estupidez, una palabra chica para tal persistir.
Sus pasos marcaban un cuatro por cuatro que se podían bailar solo con su ir, la naturaleza… grandiosa se achicaba en tierras con sus pisadas, guardando de ti esa huella repetidas veces, marca que tatúa mi alma sin pedir permisos; sería bueno pegar un buen grito y apartar todos tus fantasmas, mis borracheras a causa de tus presencias, ¿querés saber algo? Si, vos, acercáte prestáme tu oído que el alarido de horror mas tenebroso va a ser poco fuerte y no te va a dejar lo suficientemente sordo como para intentar devolver tanta perdida de tiempo.
¡Mozo! Que sea una botella más de aquel tinto especial de la casa, ¡si si! A cuenta del caballero morocho que suele acompañarme.