Trazos
Trazos
Sentada en la silla de madera del taller, mirando los trazos viejos de una mal acabada pintura con texturas espatuladas violentamente como solía hacer, y seguía haciendo, podía recordar el momento y el lugar en donde la había hecho, mano a mano con la compañía de él, y por supuesto de músicas que le marcaban ambos ritmos. Recuerdos de su presencia, ella no puede dejar aquel maldito papel con base de tiza cola y colores chillones que marcaban espantos, amores, excesos, ¿cómo hubiese sido la vida sin esos momentos?, se preguntaba con lagrimas en los ojos apretando los puños, estremeciéndose de candores propios de vírgenes en celo, apurando un vaso de bebida, controlando el vomito, ¿y sus fotos? Se levanto rápidamente de su parálisis, comenzó a revisar libros, cartas cajones hasta encontrarlas y estallo en un llanto al verse mas bonita, mas amada, mas cerca de no pisar el suelo que de reptar por los oscuros pasillos de su mente.
Quizás nunca le pase nada parecido.
Mil intentos, con ofrecidos copetines de personas que la veían como un espécimen atractivo la hacían entristecer mas, si no era una cosa faltaba la otra; y así, intolerante, con poco atisbo de la realidad decidió no rendir mas culto a “sus seguidores”, a ese tipo duro de placeres a los que pudo someterse en piel y carne, nunca de alma,..., las colaciones siempre le hicieron mal, precisaba de papeles principales. Y con un extremo y profundo corte en el lugar indicado…, bueno, sólo una historia más, solo dejo un pequeño legado de sufrimiento en quienes, sin querer, la quisieron.
Sentada en la silla de madera del taller, mirando los trazos viejos de una mal acabada pintura con texturas espatuladas violentamente como solía hacer, y seguía haciendo, podía recordar el momento y el lugar en donde la había hecho, mano a mano con la compañía de él, y por supuesto de músicas que le marcaban ambos ritmos. Recuerdos de su presencia, ella no puede dejar aquel maldito papel con base de tiza cola y colores chillones que marcaban espantos, amores, excesos, ¿cómo hubiese sido la vida sin esos momentos?, se preguntaba con lagrimas en los ojos apretando los puños, estremeciéndose de candores propios de vírgenes en celo, apurando un vaso de bebida, controlando el vomito, ¿y sus fotos? Se levanto rápidamente de su parálisis, comenzó a revisar libros, cartas cajones hasta encontrarlas y estallo en un llanto al verse mas bonita, mas amada, mas cerca de no pisar el suelo que de reptar por los oscuros pasillos de su mente.
Quizás nunca le pase nada parecido.
Mil intentos, con ofrecidos copetines de personas que la veían como un espécimen atractivo la hacían entristecer mas, si no era una cosa faltaba la otra; y así, intolerante, con poco atisbo de la realidad decidió no rendir mas culto a “sus seguidores”, a ese tipo duro de placeres a los que pudo someterse en piel y carne, nunca de alma,..., las colaciones siempre le hicieron mal, precisaba de papeles principales. Y con un extremo y profundo corte en el lugar indicado…, bueno, sólo una historia más, solo dejo un pequeño legado de sufrimiento en quienes, sin querer, la quisieron.