Crema con pastel

El último bocado de pastel con crema junto a los restos del cerdo dormian en la mesa de cinco metros del salón comedor del viejo castillo de las montañas europeas de una Alemania fría y sanguinaria como las cruzadas.
Fritz, rubio, de piel rosada y de ojos azules eructaba furiosamente del lado derecho del salón, acariciando las cortinas aterciopeladas de las pequeñas ventanas oscuras de aquella noche (que recién empezaría para los huéspedes del banquete de aquel día).
Frida intentaba servirse un poco mas de aquel delicioso postre azucarado, buscaba desesperadamente algo que no encontraría.
Varios de los invitados vomitaban en el cuarto contiguo.
Fritz no pudo dejar de observar con embelesamiento la figura de la joven, lo paralizaba, era voluptuosa apetecible, Fritz que nunca se conformaba con comida alguna, busco desesperadamente la mirada de la muchacha, sus ojos azules se cruzaron, Frida se sonrojo... acercó sus pechos a Fritz...
Los huéspedes volvieron del salón vomitorio, en la mesa yacía Frida descarnada a mordiscones, sin ropa, el olor a carne fresca llenaba de pánico la habitación.